En la última convención de GEBTA el pasado 13 de noviembre,
hablamos largo y tendido de sostenibilidad especialmente con aerolíneas como
Iberia, KLM-Air France-Delta o constructores como Boeing. Esta intranquilidad
por la salud del planeta, no puede enmascarar sin embargo la preocupación que
suscitan las últimas cifras de IATA, que pronostican un crecimiento muy modesto
del tráfico aéreo europeo.
El crecimiento del tráfico de pasajeros en Europa este
invierno se vaticina prácticamente nulo. Aún más preocupantes son las cifras de
carga aérea que han descendido un 4% desde comienzos de año, muy influidas sin
duda por los problemas en las relaciones comerciales entre China y Estados
Unidos.
Las aerolíneas europeas que tienen una mayor dependencia
del comercio internacional que sus colegas americanas o asiáticas, siguen
enfrentándose a una gran presión de costes que las hace perder competitividad,
--seguimos leyendo los resultados presentados por IATA--. Problemas como la
imposibilidad de crecimiento de ciertos aeropuertos, el aumento de tasas
especialmente en aeropuertos monopolísticos o algunas normativas europeas
inciden en esta pérdida de competitividad. El CEO de IATA, Alexandre de Juniac
cita expresamente entre estas normativas, el Reglamentos
EU261 sobre los derechos de los pasajeros en caso de overbooking, retrasos
o cancelaciones de vuelos. En esta misma línea parece que 2020 nos traerá al
menos una buena noticia. La ralentización de la economía va a permitir que el
precio del combustible se mantenga estable o incluso ligeramente a la baja.
Siguiendo las cifras de IATA se visualiza igualmente que
el crecimiento del tráfico va alejándose progresivamente de Europa. Los
países del Golfo y Asia marcan las tendencias de crecimiento, y muy especialmente
el mercado chino. En los próximos 20 años se espera que este mercado genere
alrededor de 2000 millones de viajes adicionales al año. Uno de los puntos
fuertes que seguirán manteniendo las compañías europeas será su gran capacidad
para ofrecer conexiones internacionales, mayor que ninguna otra región del
mundo.
Otro de los grandes retos de las compañías de la vieja
Europa va a ser la optimización del tráfico aéreo. En 2018, las
ineficiencias generaron cerca de 90 millones de minutos de retraso según IATA,
lo que supone un 10% de emisiones innecesarias de C02… Y así volvemos al
principio de este post. Nos preocupa la salud del planeta pero también la salud
de nuestra economía, así que el reto debe ser doble. No se trata de dejar de
viajar, los viajes son parte del motor que mueve la economía, se trata de
viajar de una manera más eficiente, sostenible y responsable.
©Alicia Estrada. GEBTA. 2019.
martes, 26 de noviembre de 2019
La difícil conciliación de la sostenibilidad medioambiental y económica
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