Reflexionábamos
hace muy poco en nuestra publicación INNOVA sobre la gestión estratégica de los puntos de los programas de pasajero frecuente, un área de ahorro ciertamente
poco trabajada en nuestras empresas.
Al
final siempre resulta que las aerolíneas van muy delante de los viajeros.
Parece ser que dados los costes tan altos que los programas de pasajero
frecuente suponen en las cuentas de resultados de las compañías aéreas, muchas
de ellas están estudiando alternativas a estos programas.
Una
de las soluciones al respecto que se baraja con más probabilidades de éxito es centrar la redención de puntos
únicamente en nuevos vuelos de la misma compañía, eliminando cualquier otra
cosa. Las aerolíneas además prescindirían de gran parte del personal de atención
a viajeros frecuentes, automatizando y simplificando los procesos. A partir de
un determinado volumen de vuelos por parte de un viajero registrado, éste de
forma automática, empezaría a recibir puntos que podría usar en un periodo
entre 2 y 5 años y que tanto servirían para uso propio, como podrían
transferirse a sus familiares o a su empresa.
Hasta
aquí no parece tan mal la cosa, salvo que nos tememos una cierta complicación
de los procesos para los viajeros, si
todos los pasos hay que salvarlos con poco apoyo de la aerolínea, lo que
finalmente redundará en la necesidad de apoyo al viajero por parte de la
agencia de viajes.
Siguen
las novedades en pos de los ahorros para las compañías aéreas. Si hasta ahora
los puntos están vinculados a clases (business o turista) y millas voladas, ya
tenemos el primer anuncio de una aerolínea que empezará a gestionar su programa
de puntos en función del precio del billete. La americana Delta ha anunciado ya la
implantación de este sistema a partir de 2015. Nos tememos que las políticas de
las empresas, excesivamente centradas en “la tarifa más barata disponible” van
a recortar una de las pocas ventajas de los viajeros de negocios.
Sólo son apuntes de una observadora del viaje de negocios…
(c) Alicia Estrada. GEBTA