Viajes de negocios y transportes sostenibles
Entre 1990 y 2008 las industrias europeas redujeron sus emisiones de gases efecto invernadero en un 9%, sin embargo el sector del transporte, tanto de pasajeros como de mercancías, aumentó estas emisiones durante el mismo periodo, en un 34%.
La Comisión europea parece decidida a frenar esta carrera contra la sostenibilidad y recientemente presentó un Libro Blanco del transporte, una hoja de ruta para una política de transportes, competitiva y respetuosa con el medio ambiente que va a afectar a la forma de entender la movilidad de los viajeros de negocios.
Los objetivos recogidos por la UE son muy claros y resumibles en unas pocas cifras:
· Reducir a la mitad el uso de automóviles de «propulsión convencional» en el
transporte urbano para 2030; eliminarlos progresivamente en las ciudades para 2050.
· Llegar a una cuota del 40 % de combustibles sostenibles hipocarbónicos en el sector aéreo para 2050.
· Para 2050, completar una red europea de ferrocarriles de alta velocidad. Triplicar la longitud de la red existente de estos ferrocarriles para 2030. En 2050, la mayor parte del transporte de pasajeros de media distancia debería realizarse por ferrocarril.
· De aquí a 2050, conectar todos los aeropuertos de la red básica a la red ferroviaria, preferiblemente de alta velocidad.
· Implantar infraestructuras de gestión conjunta para aviación, transporte terrestre etc. Implantar un sistema global de navegación por satélite europeo (Galileo).
· De aquí a 2050, aproximarse al objetivo de «cero muertes» en el transporte por
carretera. En línea con este objetivo, la UE se ha fijado la meta de reducir a la mitad, las víctimas de la carretera para 2020.
· Avanzar hacia la aplicación plena de los principios del «usuario pagador» y de «quien contamina paga»
Conseguir estos objetivos no es fácil ni tampoco barato. Dicen los expertos de la UE que lo haremos con 1500 millardos (teniendo en cuenta que 1 millardo equivale a 1000 millones de euros, pásmense ustedes con la cifra. No me caben los números en la calculadora).
Desde luego hay que empezar a revisar muy rápidamente las graves implicaciones que esta política va a suponer en nuestra forma personal y corporativa de entender la movilidad: políticas de viaje responsables, toma de decisiones de transporte vinculadas a medición de la huella de carbono, proveedores especializados en soluciones sostenibles de movilidad, cambios en los hábitos de transporte, intermodalidad etc.
En esta situación el papel de los asesores de viaje se va a tornar aún más especializado, sobre todo en el sector corporativo. Ya hemos empezado a valorar el componente verde y sostenible en la elección de ciertos proveedores, productos y servicios; ya ofrecemos a nuestros clientes herramientas de medición y compensación de la huella de carbono… pero sabemos que esta es una carrera de largo recorrido que va a exigir recursos, innovación, tecnología, especialización y trabajo conjunto.
El premio sin embargo es magnífico: un futuro mejor para todos, incluido nuestro planeta.
(c) Alicia Estrada. GEBTA, 2011.
La Comisión europea parece decidida a frenar esta carrera contra la sostenibilidad y recientemente presentó un Libro Blanco del transporte, una hoja de ruta para una política de transportes, competitiva y respetuosa con el medio ambiente que va a afectar a la forma de entender la movilidad de los viajeros de negocios.
Los objetivos recogidos por la UE son muy claros y resumibles en unas pocas cifras:
· Reducir a la mitad el uso de automóviles de «propulsión convencional» en el
transporte urbano para 2030; eliminarlos progresivamente en las ciudades para 2050.
· Llegar a una cuota del 40 % de combustibles sostenibles hipocarbónicos en el sector aéreo para 2050.
· Para 2050, completar una red europea de ferrocarriles de alta velocidad. Triplicar la longitud de la red existente de estos ferrocarriles para 2030. En 2050, la mayor parte del transporte de pasajeros de media distancia debería realizarse por ferrocarril.
· De aquí a 2050, conectar todos los aeropuertos de la red básica a la red ferroviaria, preferiblemente de alta velocidad.
· Implantar infraestructuras de gestión conjunta para aviación, transporte terrestre etc. Implantar un sistema global de navegación por satélite europeo (Galileo).
· De aquí a 2050, aproximarse al objetivo de «cero muertes» en el transporte por
carretera. En línea con este objetivo, la UE se ha fijado la meta de reducir a la mitad, las víctimas de la carretera para 2020.
· Avanzar hacia la aplicación plena de los principios del «usuario pagador» y de «quien contamina paga»
Conseguir estos objetivos no es fácil ni tampoco barato. Dicen los expertos de la UE que lo haremos con 1500 millardos (teniendo en cuenta que 1 millardo equivale a 1000 millones de euros, pásmense ustedes con la cifra. No me caben los números en la calculadora).
Desde luego hay que empezar a revisar muy rápidamente las graves implicaciones que esta política va a suponer en nuestra forma personal y corporativa de entender la movilidad: políticas de viaje responsables, toma de decisiones de transporte vinculadas a medición de la huella de carbono, proveedores especializados en soluciones sostenibles de movilidad, cambios en los hábitos de transporte, intermodalidad etc.
En esta situación el papel de los asesores de viaje se va a tornar aún más especializado, sobre todo en el sector corporativo. Ya hemos empezado a valorar el componente verde y sostenible en la elección de ciertos proveedores, productos y servicios; ya ofrecemos a nuestros clientes herramientas de medición y compensación de la huella de carbono… pero sabemos que esta es una carrera de largo recorrido que va a exigir recursos, innovación, tecnología, especialización y trabajo conjunto.
El premio sin embargo es magnífico: un futuro mejor para todos, incluido nuestro planeta.
(c) Alicia Estrada. GEBTA, 2011.
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