Prevenir es curar, dice el refranero popular; una máxima que
vemos aplicarse en los últimos días a nivel global y sin prácticas distinciones,
y que estaría comprometiendo las previsiones económicas para el conjunto de los
mercados.
Desde el punto de vista de los viajes de negocio, la propagación
del COVID-19 y las medidas preventivas que lleva asociadas, tiene una doble
consecuencia: en primer lugar, desarrolla efectos sobre el propio sector y
sobre los distintos actores de la cadena de valor, en la medida en la que se observa
una reducción de los viajes corporativos. Los ejemplos más notorios que hemos visto
van desde la cancelación del Mobile World Congress (MWC) de Barcelona a la
reciente anulación de la ITB de Berlín. La segunda de las consecuencias la
observamos en los efectos derivados de la reducción del número de viajes: habida
cuenta de que los viajes de empresa tienen un impacto directo y contrastable en
el crecimiento de la actividad comercial (un retorno medio de 1:10 GEBTA, Oxford
Economics), la desaceleración del número de reuniones a nivel global comporta a
su vez una reducción del crecimiento económico.
A la vista de dichas consecuencias cabe preguntarse qué
respuesta deben dar las compañías a la amenaza del COVID-19 en términos de viajes
corporativos. Sin duda ésta no es una cuestión fácil de contestar, pero para la
que podemos encontrar respuestas en las propias políticas de viajes, y de modo
más concreto en las políticas de prevención y seguridad aplicables.
Para empezar, y como ya mencioné en mi último post, dedicado
al MWC (Security goes first: el Mobile y las políticas de Risk Management),
sin ser una solución fácil, desde un punto de vista del Risk Management, la cancelación
del evento era la más sencilla y seguramente por eso es la que se impuso. Lo
mismo sería aplicable a lo acontecido con la ITB de Berlín o con otros tantos
salones, que por razón de dimensiones y de complejidad probablemente no daban
demasiado margen para otro tipo de respuesta.
Pero dicho esto, ¿son las cancelaciones o la eliminación de
los viajes las únicas alternativas de las que disponemos? ¿Qué medidas
preventivas podemos aplicar en materia de viajes?
En buena lógica las empresas deberían disponer de diferentes
opciones y estrategias para encarar desafíos como los del COVID-19. Una buena
política de prevención y seguridad en viajes empieza por la información, a
partir de la cual se puedan tomar decisiones. Ciertamente uno de los factores
que genera mayor desconfianza es la gran cantidad de fuentes de información,
muchas de las cuales carecen de la necesaria solvencia. Por fortuna, con el
paso de las semanas hemos asistido a la aparición de informes y opiniones de
instituciones, facultativos y expertos, que en base a los datos acumulados pueden
servirnos de referencia creíble y contrastada en esta materia.
El mapa del Centro de Ciencia e Ingeniería de Sistemas de la
Universidad Johns Hopkins, que actualiza a diario todos los casos detectados en
el mundo (COVID-19
Global Cases), por ejemplo, constituye una fuente solvente de consulta, en la medida en la que nos ayuda a localizar los focos de riesgo y la evolución de la enfermedad a nivel global. A fecha de la redacción de este artículo ya son 48.063 los
contagiados que han superado la enfermedad sin problemas, sobre el total de 90.937
afectados.
Como indica el Director General de la
OMS cuando afirma que “no hay una estrategia de talla única, porque diferentes países se
encuentran en diferentes escenarios”, de la misma manera este tipo de
evaluaciones deben formar parte de las consideraciones de las políticas de viajes
en materia de prevención, porque cada desplazamiento presenta aspectos y
connotaciones distintas. En la misma línea, la OMS no ha recomendado la
interrupción de los viajes, y ha remarcado que la respuesta en esta materia debe
ser medida, coherente y proporcionada a la amenaza para la salud pública, y
debe basarse en una evaluación del riesgo local, para lo cual, además de las
fuentes oficiales citadas, deberá estarse también a los listados publicados por
el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación (MAEC).
Sin perjuicio de lo anterior,
ante la decisión de viajar que sin duda tomarán muchas empresas, conviene
recordar igualmente la importancia de las acciones informativas previas al
viaje. Entre dichas acciones, para el caso que nos ocupa (y probablemente a
partir de este momento de modo generalizado) resulta fundamental incluir las
recomendaciones y las medidas genéricas de protección individual frente a
enfermedades respiratorias, publicadas tanto por la propia OMS como por
expertos y facultativos, que se reducen a unas simples pero eficaces prácticas
de higiene, como las que recogemos en los siguientes enlaces:
Lo dicho … prevenir es curar.
Marcel Forns © 2020
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