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miércoles, 30 de septiembre de 2020

Sin viajes no hay negocio. Los viajeros de empresa están esperando volver a viajar


No cabe ninguna duda de que la pandemia ha cambiado muchas de las reglas de juego en materia de viajes de empresa y que con ella se han acelerado muchas de las transformaciones que habíamos previsto para dentro de unos años.

Un reciente estudio llevado a cabo por GEBTA en colaboración con IBERIA pone de manifiesto que las empresas españolas han incrementado de modo significativo los procesos de inversión e implementación de soluciones y modalidades orientadas a facilitar el trabajo remoto (51%) y la reducción de la necesidad de desplazarse. El estudio apunta, además, que cerca del 26% de las corporaciones se estaría planteando la aplicación de los nuevos formatos de trabajo, incluso para cuando se llegue a una situación de normalidad.

El uso masivo de las plataformas virtuales ha sido una necesidad indiscutible, que ha permitido hacer frente al momento y que presenta incuestionables ventajas en términos de ahorro de coste, eficiencias o de naturaleza ambiental. Pero también es cierto que las reuniones virtuales no sirven para todo y no pueden suplantar muchas de las características y atributos de las reuniones presenciales, tan fundamentales para el desarrollo de los vínculos, a partir de los cuales se genera el negocio.

Los viajeros de empresa parecen tener muy claro este particular. El estudio llevado a cabo por GEBTA viene a confirmar que la práctica totalidad de los viajeros saben que el cumplimiento de sus objetivos empresariales no sería posible sin los viajes. Pese a que el documento revela -como parece lógico-, la existencia de margen para la reducción del volumen de viajes, a tenor de la respuesta de los viajeros y responsables encuestados, el recorrido para el recorte en un escenario pos-COVID - 19, es menor del que parecerían sugerir algunas proyecciones. Así el 63,4% de los viajeros estima que todos los viajes que venía realizando son imprescindibles, mientras que un 18% y un 9,9% respectivamente considera que podrían reducirse entre un 10% y un 20%, y un 8,7% en más del 20%, sin poner en riesgo la consecución de los objetivos corporativos.

El dato en cuestión no demuestra únicamente que el viajero tiene bien interiorizado el valor de los viajes y su capacidad de generación de negocio, sino que probablemente anticipe las posibles reacciones de determinadas áreas de las empresas, inquietas por poder retomar los desplazamientos, a partir del momento en el que se levanten las restricciones a la movilidad.

Si bien es evidente que la pandemia conllevará la aceleración de reformas estructurales, también en el sector de los viajes, la realidad es que la dimensión de las limitaciones existentes a fecha de hoy, para una gran mayoría de los viajes, nos impiden disponer de una visión clara de cómo va a quedar el escenario dentro de algunos meses y, en particular, a partir de que dispongamos de vacunas o paliativos para la COVID - 19. A fecha de hoy, lo que sí que sabemos es que el volumen de viajes de negocio en España está en torno al 70% por debajo de los niveles alcanzados en 2019, pero con tendencia al alza, y que los proveedores y viajeros están listos para retomar la actividad, tan pronto como sea posible.



Marcel Forns (c) GEBTA 2020

jueves, 9 de julio de 2020

No es lo mismo

Decía ayer (8 de julio) John Hoffman, Consejero Delegado del Mobile World Congress (MWC), en una entrevista realizada por La Vanguardia, que "el  Mobile 2021 puede ser el primer gran evento mundial pospandemia".

Para las empresas y profesionales del sector de los viajes de negocio y los eventos, hablar del MWC es hablar del día en el que toda una industria inició la caída libre hasta límites insospechados. Con la anulación del MWC empezamos a ver los efectos de la pandemia en nuestro sector de actividad, unos efectos que todavía son muy manifiestos, en particular en el segmento de las reuniones y los eventos.

La noticia de la entrevista a John Hoffman tiene un doble interés para nuestra industria: por un lado, confirma la formalización del acuerdo con Barcelona hasta el año 2024; por otro, verbaliza su apuesta por los eventos presenciales, sin ningún tipo de rubor.

El nuevo MWC "será diferente, porque el mundo es diferente, pero ... habrá mucho de lo mismo". Hoffman y su equipo apuestan por incrementar la parte presencial con la virtual, porque asumen que mucha gente no querrá o no podrá venir, pero destaca que no habrá un MWC21 virtual, y afirma que "la gente aún nos necesita para que los reunamos... yo quiero ver su cara y usted quiere ver la mía, el lenguaje no verbal".

Hace ya algunos años, en marzo de 2017, publique un breve post titulado "el Mobile World Congress y la paradoja digital", cuyo objetivo era explicar por qué el mayor encuentro mundial de las nuevas tecnologías y de lo digital se celebraba en un formato absolutamente presencial.

Las declaraciones de Hoffman van en esa misma línea. El éxito pasado -y el futuro- del MWC está en el valor de las reuniones presenciales y de los encuentros face to face (F2F), cuando se trata de hacer negocio. Porque de esto se trata. 

Desde 2017 las cosas han cambiado mucho y todavía cambiarán más. La COVID-19 ha asestado un duro golpe a la economía mundial y se ha ensañado de modo especial con sectores como el de los viajes y los eventos. Nuestra industria cambiará, el volumen de negocio se reducirá, asistiremos a procesos de consolidación y volveremos a revisar  las políticas de viajes corporativas. Como ya he contado en distintas ocasiones, muchos de estos cambios estaban previstos, pero se han visto acelerados por la pandemia.

Pero pese a ello, hay otras muchas cosas que no han cambiado, y que forman parte de la esencia del negocio. Por si durante estos meses de confinamiento lo hemos olvidado, hagamos un breve repaso de algunos argumentos que ya expuse en su día, porque no es un tema baladí:

Si calculamos el coste medio por  asistente al evento y añadimos el gasto correspondiente a los 343 vuelos  privados que se han desplazado a Barcelona con ocasión del encuentro (un 300% más que el año anterior), llegamos a la conclusión (estimación aproximada) de que la inversión directa total en viajes de los asistentes  al MWC, podría situarse por encima de los 3,5 millones de euros.

Visto desde la distancia, las magnitudes manejadas y el volumen de movimientos generados pueden parecer paradójicos a la vista de los perfiles de los visitantes y de las características de la industria. Aparentemente, un auténtico choque de culturas entre la dimensión tecnológica y la forma tradicional de hacer negocios. La realidad es mucho más simple y resulta de la constatación de que los encuentros presenciales siguen concentrando mayor número de atributos básicos necesarios a la hora de hacer negocios, que las reuniones virtuales. Es de hecho lo que nos trata de decir Hoffman, y lo que sabe su equipo.

Pero además la asistencia al MWC presenta también ventajas en términos de ahorro. Calculemos si no el ahorro en tiempo y coste por persona que supondría realizar la media de reuniones y contactos que se prevén durante el MWC. Cerca de 215.000 euros y más de 400 horas de vuelo.

Si no fuera de este modo alguno podría pensar ¡anulemos el Mobile!  Lo hacemos por videoconferencia, y así ahorramos. ¿O no?

Pues parece que no va a ser así. Ya nos ha dicho Hoffman que va a haber mucho de lo mismo y que el formato presencial es fundamental. La capacidad substitutoria de las videoconferencias tiene sus límites, y sus ventajas son otras, pero de este tema ya hablaremos otro día.  

Decía Alfons Cornella en su aportación al estudio "El business travel en 2025: una mirada al futuro de los viajes de negocio" (GEBTA-Braintrust), que "el valor de la presencialidad podrá verse igualmente modificado, en la medida en la que se implante la tecnología de la realidad aumentada, sin que ello implique la desaparición de las reuniones presenciales, puesto que la relación física resulta necesaria e inherente a nuestra condición de humanos y esto no va a cambiar mientras no cambie nuestro cerebro".

En otras palabras, que no es lo mismo.

Marcel Forns (c), GEBTA 2020

miércoles, 3 de junio de 2020

E pur si muove!



















En pleno contexto de la COVID-19, el del business travel ha sido uno de los muchos sectores que se ha visto afectado por la pandemia: se han paralizado los desplazamientos y los viajes de negocios se han visto reducidos un 95%. La pandemia ha supuesto un cambio de paradigma no sólo en las relaciones sociales, sino que el tejido empresarial también está viendo como tendencias y cambios anticipados se estarían acelerando, modificando la forma de trabajar y de viajar por negocios.


El documento “Business Travel en 2025”, elaborado por GEBTA junto a Braintrust, pone de manifiesto la solidez del sector del business travel, que ha registrado un importante crecimiento en los últimos 8 años y para el que las previsiones del informe estimaban un incrementos acumulados superiores al 2% anuales y un volumen de negocio de cerca de 15.600 millones de euros en 2025, lo que no solo suponía una buena noticia para el sector sino también para la economía, debido a su impacto directo en el crecimiento de la actividad comercial y las exportaciones.

Sin embargo, estas predicciones, elaboradas un año antes de la irrupción de la pandemia deberán revisarse a la luz de los efectos que ha traído consigo la COVID -19, y en particular de la aceleración de determinadas tendencias y hábitos que ya se apuntaban en el citado informe de GEBTA.

La relocalización de los procesos de producción, la adopción obligada de plataformas alternativas a las reuniones virtuales a causa de la pandemia, junto con la progresiva implantación de la tecnología 5G y la digitalización, además del impacto económico en el tejido empresarial español, son algunos de los factores cuyos efectos se están viendo acelerados por la COVID - 19.

¿Qué futuro le espera a los viajes de negocios?

La experiencia acumulada durante estos meses y los datos que maneja GEBTA, a partir de la observación de distintos mercados, ponen de manifiesto que los viajes corporativos van a continuar jugando un papel fundamental para las empresas.

Estudios recientes del mercado español destacan, por ejemplo, que para el 81% de los empresarios, la estrategia internacional cambiara poco o nada en los próximos años, a raíz de la crisis de la COVID -19. Las reglas de juego habrán cambiado, serán más complejas y exigentes, pero las empresas tienen necesidad de volver a moverse, porque de ello depende su subsistencia y desarrollo.

Los datos recogidos por el Observatorio del Business Travel y presentados por GEBTA estos días indican que la actividad sectorial habría registrado ya leves incrementos respecto de las semanas anteriores. Dependiendo de los sectores de actividad y las marcas, el aumento de la oferta disponible oscilaría entre el 5% y el 10%, respecto de las semanas anteriores, si bien los incrementos más significativos están previstos a partir de finales de junio, para situarse entre un 35% y un 50% de la capacidad, en muchos de los proveedores de referencia.

Si no se producen cambios significativos, este otoño el  volumen de viajes podría haber recuperado una parte de su capacidad  en términos comparativos con el ejercicio anterior, pero la excepcionalidad de la situación y el impacto en el negocio de muchas variables externas obliga a ser muy prudente a la hora de anticipar cifras. Además, la recuperación de la actividad, será dispar en función de la tipología de los viajes de negocio, del sector de actividad y de los mercados, y sin duda no será hasta entrado el 2021 que el sector alcance niveles de actividad semejantes a los tradicionales.

Junto con la propia necesidad de volver a retomar los viajes de empresa, el avance en la definición y puesta en práctica de protocolos higiénico-sanitarios entre las grandes marcas del sector es un factor crítico, de cara a ofrecer garantías y transmitir confianza a las corporaciones y profesionales, para la paulatina vuelta a la actividad en término de desplazamientos de negocio. La buena noticia es que los principales proveedores del mercado están más preparados que nunca, y que nuestras agencias y TMCs están listas para continuar apoyando el crecimiento y la internacionalización de las empresas.


Marcel Forns (c) GEBTA 2020 
Ready to take off / Reloading Business Travel (c)


miércoles, 20 de mayo de 2020

#Ready to take off - El momento de la verdad


Siempre he sostenido que la clave para el éxito de los viajes de empresa es el funcionamiento eficiente de toda la cadena de valor, del proveedor al cliente final. Esta ha sido la máxima y la visión de negocio que GEBTA lleva impresa en el ADN.

Hoy, en un contexto marcado por la práctica inexistencia de actividad, pero a las puertas del levantamiento gradual de las restricciones a la movilidad, esta máxima cobra mayor importancia todavía.  Parafraseando a Jan Carlzon, el mítico director ejecutivo de SAS, la crisis generada por la COVID -19 nos sitúa, como sector, ante nuestro momento de la verdad.

En la medida en la que los viajes de negocio son un instrumento fundamental para el crecimiento económico y para el desarrollo de las empresas, la responsabilidad y el interés del conjunto de los actores de este sector por garantizar que el regreso a la actividad sea sólido y eficiente debería ser aún mayor. Hacerlo bien exige de la combinación de distintos ingredientes y variables. Algunas las podemos manejar, otras, las externas no. Asegurar el éxito de las primeras, no obstante, ayudará a  minimizar el impacto de las variables externas.    

¿Qué debemos hacer pues, para contribuir a un regreso sólido y eficiente a la actividad económica?

En primer lugar hay que preparar que la vuelta a la actividad se realice de modo ordenado, porque es la única manera que tenemos para garantizar que la reactivación  de la movilidad no perjudique los logros obtenidos en la contención de la pandemia. Hacerlo de modo ordenado significa también asumir los límites razonables a la movilidad, ya sea aquellos impuestos por las distintas administraciones, como los que resulten de la aplicación de las políticas de seguridad y prevención en viaje.

En segundo lugar, si bien las empresas precisan volver a viajar y lo piden a voces, necesitan hacerlo en un contexto de confianza, porque si no es así no se moverán.

Este es precisamente el tablero en el que los actores del sector de los viajes de negocio deberemos jugar nuestras cartas. Y si queremos que las empresas muevan ficha, las nuevas reglas de juego van a exigirnos grandes dosis de coordinación. La salida ordenada de la crisis, la confianza de las empresas en los viajes y la vuelta a la actividad requiere de un sector preparado, con un engranaje sólido y a la vez muy flexible, capaz de responder sin titubeos a las preguntas de las corporaciones y viajeros:  ¿puedo desplazarme? ¿a dónde? ¿cuándo? ¿cómo? y sobre todo ¿es seguro?  

La capacidad adaptativa del sector, su tradicional resiliencia y experiencia adquirida en capear adversidades, serán muy útiles; los vínculos personales y empresariales nos pueden ayudar, pero no serán suficientes si no van acompañadas de coordinación, porque estamos ante el mayor reto al que hemos tenido que hacer frente como sector.

Es el momento de la verdad y los principales actores de la cadena de valor de los viajes de negocio hemos decidido afrontarlo juntos, porque es así como mejor lo podemos hacer, y porque esta es la mejor manera que tenemos para garantizar la recuperación de los sectores de actividad para los que trabajan nuestras empresas, y con ello afianzar la recuperación del conjunto de la economía productiva.

Los principales actores del sector de los viajes de negocio estamos listos para servir a las empresas españolas, para acompañarles en la paulatina vuelta a la actividad y desplazamientos, para responder a sus necesidades,
en un contexto que ofrezca seguridad y confianza a corporaciones y viajeros.
                                                                                                                                       
Ready to take off – Reloading Business Travel © GEBTA 2020


Marcel Forns © GEBTA 2020

jueves, 16 de abril de 2020

Lo que ahora toca


El efecto paralizante de la crisis del COVID - 19, que ha llevado a gran parte de las empresas a un estado de práctica hibernación, junto con la falta de un escenario temporal claro para la vuelta a la actividad, tienen como efecto inmediato el incremento de la incertidumbre.  El contexto mediático suele ser siniestro y no hay demasiadas noticias positivas, por decirlo de algún modo.

En El ángulo muerto traté de argumentar con algunos datos sectoriales, la importancia de evitar limitarnos a la visión subjetiva del escenario, dado que a menudo impide que veamos el todo; no solamente lo que va a suceder en el largo plazo en nuestro propio sector, sino lo que acontece en otros ámbitos de actividad.

En esta misma línea y como complemento del último post, he recogido algunos datos basados en encuestas realizadas estas últimas semanas, algunos de cuyos resultados conviene retener.

Los barómetros empresariales suelen aportarnos información muy útil, en relación a lo que están haciendo, y sobre todo, lo que piensan hacer las organizaciones, de cara al futuro. Así por ejemplo, sabemos que aunque las empresas españolas han reducido significativamente sus expectativas de facturación, contratación e inversión para el 2020, respecto de la quincena anterior  (en el caso de la facturación la diferencia es de más de 41 puntos porcentuales)  en un 50% prevén mantener su presencia en otros países, y un 13% de los casos, aumentarla. 
Conforme a la misma encuesta de KPMG, sabemos además, que más del 80% de los empresarios confía en que la estrategia internacional de su empresa cambiará poco o nada en los próximos años a raíz de la crisis del COVID -19, del mismo modo que mayoritariamente (52%) prevén pocas variaciones en su estrategia de cadena de suministros.

Con todas las salvedades y obstáculos que se entrevén, la dimensión y actividad internacional de las organizaciones parece uno de los ámbitos que podríamos considerar indiscutibles, en términos de las intenciones, y más importante todavía, de la estrategia empresarial, a diferencia de otros tantos, que se verán sometidos a revisiones más profundas.

Los datos de la encuesta española tendrían, además, una cierta correlación con algunas de las conclusiones a las que llegan los gestores de viajes alemanes, de acuerdo con una reciente encuesta elaborada en el país teutón, en particular:

  • El elevado nivel de confianza -con tendencia al alza- en la recuperación del número de viajes en el medio plazo (90%)
  • El elevado grado de confianza -con tendencia al alza-  en el mantenimiento de las actuales estructuras de personal y competencias del travel management (80% y 77% respectivamente)
Si miramos hacia adelante vemos como las empresas nos indican con bastante claridad que van a volver a viajar (que necesitan volver a viajar). Lo que no sabemos con certeza todavía es cómo y cuando.

Conocer estos datos no cambia nada de la situación actual, pero debiera darnos algo más de confianza. Por todo ello es muy importante que las empresas del sector de los viajes hagan bien lo que toca hacer en esta fase, que básicamente consiste en adecuar las estructuras para poder aguantar el tiempo que queda hasta que se retome la actividad, y prepararse. Aguantar y prepararse no es mucho, es cierto, es un escenario exasperante e indeseable para cualquier empresa directivo y por supuesto trabajador, pero es todo lo que se puede hacer, por ahora.

Como estamos comprobando, hay muy pocas certezas en la vida y menos verdades absolutas, pero de momento todo parece indicar que el viaje de negocios va a seguir siendo necesario, que hará valer su capacidad de recuperación tan pronto como sea posible, y que precisará de empresas y profesionales capaces de gestionar escenarios más complejos todavía.

Marcel Forns (c) GEBTA 2020

martes, 7 de abril de 2020

El ángulo muerto

Pese a que los escenarios que nos esperan a la salida de la crisis del COVID-19 son distintos a las proyecciones que se habían realizado hasta la fecha, tanto en el corto como en el largo plazo, los viajes corporativos van a seguir adelante, porque son fundamentales para el crecimiento y el desarrollo de los negocios, y porque son consustanciales a la propia naturaleza de las empresas.

A fecha de hoy resulta todavía muy difícil de predecir con exactitud cuál va a ser la evolución del sector en volumen de negocio. Las proyecciones previas a la crisis sanitaria no nos sirven, porque no habían tenido en cuenta la pandemia; por otro lado, la falta de un escenario preciso acerca de los calendarios para levantamiento de restricciones y limitaciones a los viajes en los distintos mercados, entre otros elementos, tampoco ayudan a que podamos avanzar una primera estimación.

Sin perjuicio de lo anterior, hay algunas cosas que sí sabemos, y que pueden ayudarnos a entender mejor el panorama post COVID-19, bajo el prisma de los viajes de empresa:

1. Los viajes de negocio tienen un carácter anti-cíclico por naturaleza, han sido parte de la solución a escenarios de crisis o desaceleración. Así ha sido en 2008, como en tantas otras ocasiones.

2.  La pandemia no ha golpeado a todos por igual.

La visión subjetiva de los escenarios, es decir, una mirada exclusivamente sectorial de lo que está sucediendo, puede impedir a menudo que seamos capaces de ver el todo; no solamente lo que va a suceder en el largo plazo en nuestro propio sector, sino lo que sucede en otros sectores de la actividad.

Esta mirada más profunda y menos subjetiva debería hacernos ver, entre otras cosas, que el grado de afectación de esta terrible crisis está siendo muy desigual en los distintos sectores de la actividad económica. No todos los sectores de negocio están sufriendo por igual el impacto de la pandemia.  Así, disponemos de estudios recientes que lo acreditan y que se han aventurado a hacer proyecciones acerca de los calendarios de recuperación de las distintas áreas de actividad; la mayor parte de ellas presenta patrones de recuperación rápidos a partir del momento en el que se produzca el levantamiento del estado de alarma y se empiece a volver a una cierta normalidad.

Es cierto que buena parte de estas proyecciones dependerán de la adecuada gestión de la crisis por parte de las Administraciones Públicas, cuyo primer principal objetivo, por detrás de la superación de la crisis sanitaria, debe ser el mantenimiento del tejido empresarial existente (también el del sector de los viajes) y con ello de los puestos de trabajo.

Es cierto también que la lectura que debemos hacer para los viajes de negocio es completamente distinta, porque depende fundamentalmente de la capacidad de desplazarse a los diferentes mercados mundiales, que la apertura de los mismos se producirá de modo gradual y que puede verse limitada todavía muchos meses. Pese a ello, es importante recordar que la mayoría de los sectores a los que da servicio el viaje de negocios, podrá recuperarse con bastante rapidez, y que ello supone que a priori tendrá capacidad (y necesidad) para volver a viajar. Conviene no perderlo de vista.

Y más importante todavía, conviene estar preparados adecuadamente para cuando llegue este momento. Para entonces algunas cosas habrán empezado a cambiar, como ya advertía en  COVID-19, Primer análisis sobre el impacto en los viajes de negocio.

La mirada subjetiva es como el ángulo muerto, que no nos deja contemplar todo lo que está sucediendo a nuestro alrededor. Completemos nuestra mirada subjetiva con una mirada más amplia; no nos olvidemos de que los viajes, pese a todo, van a seguir siendo necesarios y que es importante estar ahí cuando llegue la hora, porque nuestros clientes van a seguir necesitándonos, quizás incluso más que hasta la fecha.


Marcel Forns (c) GEBTA 2020




viernes, 3 de abril de 2020

¿COVID-19, LA TORMENTA PERFECTA? PRIMER ANÁLISIS SOBRE EL IMPACTO EN LOS VIAJES DE NEGOCIO


¿Puede el COVID -19 ser la tormenta perfecta que actúe de acelerador de cambios profundos en nuestro sector? ¿Qué pasaría si así fuera y, más importante todavía, qué deberíamos hacer para capear el temporal?

Y es que el coronavirus parece arrastrar consigo cambios y tendencias que estaban ahí, de manera más o menos manifiesta, que a la vista de la prolongación de la crisis sanitaria, podrían llegar a progresar más rápidamente de lo estimado. La combinación de algunas de estas tendencias, además, podría tener como consecuencia transformaciones significativas desde un punto de vista económico y de modelos de negocio.

Para analizar el impacto del coronavirus en los viajes de negocio, no obstante, hay que distinguir entre los efectos en el corto plazo y los efectos a medio y largo plazo.

En el corto plazo, la salida de la crisis sanitaria puede tener para los viajes de empresa, resulta difícil de prever, puesto que depende de diversos factores, entre ellos:

§  Duración de las medidas excepcionales
§  Situación de los mercados
§  Situación específica de las empresas del sector 

A priori, sería razonable prever que con la finalización de las medidas excepcionales las empresas deberían retomar la actividad ordinaria y centrarse en recuperar tiempo y negocio perdido durante las semanas y meses de inactividad (visitas a proveedores, clientes, mantenimientos o puestas a punto de instalaciones, etc…). Los viajes de negocio, como hemos afirmado en múltiples ocasiones, tienen un cierto carácter anticíclico que favorece su activación en momentos en los que la economía se contrae. 

Pese a que ésta sería la lógica de negocio, hay que considerar la opción de que el impacto que deje la actual crisis sanitaria no permita retomar la actividad de manera tan inmediata como sería deseable, porque las empresas tendrán que recomponer sus efectivos, y porque por lo general y en el mejor de los casos habrán visto mermados sus recursos. En este punto es preciso indicar que habrá que estar también a la situación de los proveedores sectoriales y en particular a las aerolíneas, en la medida en la que en algunos casos el impacto de la crisis puede tener efectos severos sobre la oferta disponible.

Por otro lado, hay que tener en cuenta que la reacción al COVID-19 no se está realizando de modo sincronizado en todos los mercados. La salida de la crisis sanitaria va a dilatarse en muchos países, hecho que puede retardar los viajes y desplazamientos hacia determinadas áreas geográficas por parte de las empresas españolas.

Finalmente, es previsible que el escenario en los viajes de negocio no sea uniforme:

§     Reuniones con clientes y viajes vinculados con el negocio y los ciclos/cadena de producción y suministro de las empresas – La recuperación debiera ser más rápida, si bien sujeta a la apertura gradual de los mercados y a las limitaciones y restricciones que se establezcan en función de la nacionalidad de los viajeros. A priori cabe pensar en una primera fase centrada básicamente en el mercado doméstico y en mercados de proximidad del ámbito europeo, que se irá ampliando de modo progresivo.

§   Reuniones internas – como ya sucedió en 2008, es previsible que los desplazamientos de esta naturaleza se vean afectados durante lo que resta del ejercicio 2020.

§         MICE - Recuperación residual del MICE en 2020 y reprogramación para el 2021.
Además de que una parte de los eventos se habrán perdido, es probable que las partidas asignadas a esta tipología de viajes se resienta de posibles ajustes de los capítulos de marketing y se pospongan para el 2021, con el objeto de aligerar el gasto. EL MICE ha sido el primero de los subsectores en verse afectado por la crisis, y probablemente será también el último en salir de ella.

En lo que respecta al largo plazo y como hemos indicado arriba, el coronavirus parece que podría estar ejerciendo de acelerador de cambios y tendencias que estaban ahí, de manera más o menos manifiesta. La combinación de algunas de estas tendencias, además, podría tener como consecuencia transformaciones significativas desde un punto de vista económico y de modelos de negocio.

§    El primero de los efectos que observamos, tiene que ver con las estrategias de relocalización de los procesos de producción que, con la globalización, se habían trasladado a Extremo Oriente (principalmente a la China). Como indicaba, no se trata de un escenario del todo nuevo, puesto que muchas empresas habían iniciado esta senda en los últimos años, con más o menos intensidad, trasladando sus centros de fabricación al mercado doméstico o a mercados más cercanos, con costes de producción menores que el mercado interior, como Marruecos o Turquía. La situación actual favorece este tipo de estrategias, en la medida en la que diversifica el riesgo de interrupciones del suministro. Pero a la vez hay también nuevos factores que juegan a su favor, como la propia tecnología, en la medida en la que termina por reducir el diferencial del coste, respecto de los mercados con mano de obra más barata. La producción, pues, podría estar donde estén nuestros principales mercados, por ejemplo, y no necesariamente, donde el coste de mano de obra sea menor.

 El segundo de los efectos que estamos observando, a medida que el coronavirus se ha ido extendiendo en los distintos países, ha sido la toma de medidas tendentes a facilitar el teletrabajo, como alternativa a los formatos presenciales en las oficinas, así como las reuniones virtuales, en sus distintas modalidades. Del mismo modo que veíamos en el supuesto de los procesos de relocalización, la situación provocada por el COVID puede actuar de factor acelerador de estas tendencias, en particular si la unimos a la progresiva implantación de la tecnología 5G, que al eliminar la latencia y multiplicar la velocidad y volumen de información y datos que podemos transmitir, incrementa de modo sustancial la calidad de las comunicaciones. El mayor desarrollo de la reunión virtual no obstante no remplazará completamente la necesidad de reuniones presenciales, porque aquéllas presentan ciertas limitaciones, habida cuenta de que el contacto personal y las reuniones físicas son más eficientes en términos de favorecer la creatividad, el pensamiento estratégico o la generación de confianza, aspectos que resultan fundamentales para la mayoría de los negocios.

§      El tercero de los factores que entraría en juego sería el de la lucha contra el cambio climático. No tiene ninguna relación directa con la crisis del COVID-19, pero también estaba ahí, y sumado a los dos elementos anteriores, puede ejercer de acelerador de tendencia: más kilómetro cero, menos desplazamientos innecesarios. Este es un factor que a su vez está directamente asociado al perfil de las nuevas generaciones de usuarios, a los mayores niveles de sensibilidad personales en relación con los impactos de los viajes sobre el entorno, a la vez que una eventual tendencia hacia modelos de menor consumo “forzado”, como consecuencia de una menor abundancia de recursos, menor cobertura de las pensiones y sistemas sociales, y por consiguiente de menor capacidad de gasto.


Los cambios en cuestión desde luego no van a suponer la desaparición de los viajes corporativos, pero deberían traducirse en menos movimientos de personas de los que las proyecciones oficiales pronosticaban; menor crecimiento del volumen de viajes, si bien con mayores niveles de especialización y mayor peso del análisis del coste/beneficio de los desplazamientos y sin ningún tipo de duda, mayores exigencias en materia de seguridad.

La experiencia acumulada durante estas semanas en la gestión de los viajeros, por parte de las TMCs y los profesionales de las agencias de viajes, ha puesto de manifiesto la importancia de las políticas de seguridad y prevención. Nunca como ahora el rol de las agencias y sus equipos ha sido tan importante, en la medida en la que ha velado por la protección y cuidado del mayor activo de las corporaciones: sus empleados.

El volumen de operaciones de evacuación y repatriación gestionado por las TMCs y sus profesionales está siendo ingente, y ha sido capaz de moverse en un escenario de caos sin precedentes. Las empresas lo saben y convendrá no olvidarlo cuando volvamos a una cierta normalidad, porque el escenario que nos espera seguirá siendo incierto y las corporaciones, más que nunca, deberán ser muy conscientes a la hora de decidir en manos de quién ponen a sus empleados, de la misma manera que deberían considerar que la medida del valor no son las transacciones.

No resulta una afirmación nueva, pero en el actual contexto viene a cobrar toda su importancia. Siempre hemos dicho que la seguridad es un factor corrector del ahorro.

El nuevo escenario exigirá esfuerzos a todos los sectores de actividad y conllevará cambios. Afrontar este escenario y los cambios que comporte, con mayor o menor éxito dependerá de los compañeros de viaje que cada uno elija. En cualquier caso, si algo queda claro sin ningún tipo de matiz, es que no hay espacio para amateurs.

Esta es la hora de la verdad, la hora de los verdaderos profesionales.




Marcel Forns © 2020




martes, 3 de marzo de 2020

Coronavirus, un poco de luz al final del túnel


Acabamos de entrar en la séptima semana de la crisis del coronavirus. La semana pasada por vez primera, pudimos atisbar signos en positivo, por lo que se refiere a recuperación de la capacidad aérea.

A mediados de febrero, el coronavirus dio lugar a la cancelación de dos tercios de la capacidad internacional hacia y desde China y a un fortísimo desplome de su mercado doméstico, de tal manera que en el ránking mundial del sector aéreo, China paso de ocupar posiciones de pódium, al puesto 25, por detrás de Portugal. En un efecto damero y como es bien conocido, empezaron a sufrir especialmente, mercados vecinos como Japón, Tailandia, Hong Kong etc.

La semana del 24 de febrero se recuperaron en China cerca de 8000 vuelos que habían sido anulados en semanas anteriores. Esta semana del 2 de marzo, las cifras muestran una nueva recuperación de la capacidad doméstica en China. Se han recuperado más de 18.000 vuelos, lo que supone añadir a la programación casi tres millones de asientos.


Coronavirus y Mercado Europeo

La neumonía de Wuhan ha impactado en las aerolíneas de todo el mundo y por supuesto ha afectado también a las compañías europeas, perdiendo capacidad hacia los mercados de China, Corea, Tailandia etc. Sin embargo, el coronovirus en Italia, aunque ha ocasionado anulaciones de vuelos y reacomodamientos de viajeros, no parece afortunadamente ser un elemento de alto impacto.

·        Si miramos las cifras de vuelos programados en esta última semana (Del 24Feb al 02Mar), vemos que la capacidad aérea del mercado español ¡ha crecido +0,3%!

·        Lo mismo ocurre con el mercado francés que ha crecido casi un punto en este último periodo

·        Evidentemente, el coronavirus a quien más ha afectado en Europa esta pasada semana, ha sido a Italia, con unas pérdidas de capacidad de -2,6%. En esa semana álgida para una ciudad como Milán, la pérdida de capacidad de sus cuatro aeropuertos ha representado una reducción del 5%, cifras que están muy alejadas de los acontecimientos acaecidos con el mercado chino.

Miramos con optimismo tanto la capacidad de las aerolíneas europeas para dar una respuesta de eficiencia ante el coronavirus, como las cifras de recuperación del tráfico doméstico en China. Seguro que el mes de marzo aún va a ser complejo, pero tenemos ya algunos indicadores de tendencias que nos llevan a pensar de forma objetiva en el comienzo de la recuperación. Vemos un poco de luz al final del túnel.


©Alicia Estrada. GEBTA. 2020


Nota: Todos los datos proceden de OAG Aviation Worldwide Limited.

Viajar o no viajar. Opciones frente al coronavirus


Prevenir es curar, dice el refranero popular; una máxima que vemos aplicarse en los últimos días a nivel global y sin prácticas distinciones, y que estaría comprometiendo las previsiones económicas para el conjunto de los mercados.

Desde el punto de vista de los viajes de negocio, la propagación del COVID-19 y las medidas preventivas que lleva asociadas, tiene una doble consecuencia: en primer lugar, desarrolla efectos sobre el propio sector y sobre los distintos actores de la cadena de valor, en la medida en la que se observa una reducción de los viajes corporativos. Los ejemplos más notorios que hemos visto van desde la cancelación del Mobile World Congress (MWC) de Barcelona a la reciente anulación de la ITB de Berlín. La segunda de las consecuencias la observamos en los efectos derivados de la reducción del número de viajes: habida cuenta de que los viajes de empresa tienen un impacto directo y contrastable en el crecimiento de la actividad comercial (un retorno medio de 1:10 GEBTA, Oxford Economics), la desaceleración del número de reuniones a nivel global comporta a su vez una reducción del crecimiento económico.

A la vista de dichas consecuencias cabe preguntarse qué respuesta deben dar las compañías a la amenaza del COVID-19 en términos de viajes corporativos. Sin duda ésta no es una cuestión fácil de contestar, pero para la que podemos encontrar respuestas en las propias políticas de viajes, y de modo más concreto en las políticas de prevención y seguridad aplicables.

Para empezar, y como ya mencioné en mi último post, dedicado al MWC (Security goes first: el Mobile y las políticas de Risk Management), sin ser una solución fácil, desde un punto de vista del Risk Management, la cancelación del evento era la más sencilla y seguramente por eso es la que se impuso. Lo mismo sería aplicable a lo acontecido con la ITB de Berlín o con otros tantos salones, que por razón de dimensiones y de complejidad probablemente no daban demasiado margen para otro tipo de respuesta.

Pero dicho esto, ¿son las cancelaciones o la eliminación de los viajes las únicas alternativas de las que disponemos? ¿Qué medidas preventivas podemos aplicar en materia de viajes?

En buena lógica las empresas deberían disponer de diferentes opciones y estrategias para encarar desafíos como los del COVID-19. Una buena política de prevención y seguridad en viajes empieza por la información, a partir de la cual se puedan tomar decisiones. Ciertamente uno de los factores que genera mayor desconfianza es la gran cantidad de fuentes de información, muchas de las cuales carecen de la necesaria solvencia. Por fortuna, con el paso de las semanas hemos asistido a la aparición de informes y opiniones de instituciones, facultativos y expertos, que en base a los datos acumulados pueden servirnos de referencia creíble y contrastada en esta materia.

El mapa del Centro de Ciencia e Ingeniería de Sistemas de la Universidad Johns Hopkins, que actualiza a diario todos los casos detectados en el mundo (COVID-19 Global Cases), por ejemplo, constituye una fuente solvente de consulta, en la medida en la que nos ayuda a localizar los focos de riesgo y la evolución de la enfermedad a nivel global. A fecha de la redacción de este artículo ya son 48.063 los contagiados que han superado la enfermedad sin problemas, sobre el total de 90.937 afectados.

Como indica el Director General de la OMS cuando afirma que “no hay una estrategia de talla única, porque diferentes países se encuentran en diferentes escenarios”, de la misma manera este tipo de evaluaciones deben formar parte de las consideraciones de las políticas de viajes en materia de prevención, porque cada desplazamiento presenta aspectos y connotaciones distintas. En la misma línea, la OMS no ha recomendado la interrupción de los viajes, y ha remarcado que la respuesta en esta materia debe ser medida, coherente y proporcionada a la amenaza para la salud pública, y debe basarse en una evaluación del riesgo local, para lo cual, además de las fuentes oficiales citadas, deberá estarse también a los listados publicados por el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación (MAEC).
Sin perjuicio de lo anterior, ante la decisión de viajar que sin duda tomarán muchas empresas, conviene recordar igualmente la importancia de las acciones informativas previas al viaje. Entre dichas acciones, para el caso que nos ocupa (y probablemente a partir de este momento de modo generalizado) resulta fundamental incluir las recomendaciones y las medidas genéricas de protección individual frente a enfermedades respiratorias, publicadas tanto por la propia OMS como por expertos y facultativos, que se reducen a unas simples pero eficaces prácticas de higiene, como las que recogemos en los siguientes enlaces: 
OMS
Lo dicho … prevenir es curar. 
Marcel Forns © 2020

lunes, 17 de febrero de 2020

Security goes first: el Mobile y las políticas de Risk Management

¿Quien no ha oído hablar estos últimos días de la cancelación del Mobile World Congress (MWC) y con ello de las más diversas teorías acerca de las razones para la retirada de buena parte de las empresas participantes?


Quienes conocen las reglas del juego en materia de viajes y desplazamientos de negocio están muy familiarizados con el Risk Management y el Duty of Care. Estos dos términos son como piedras angulares de las políticas de viajes de negocio, y en el caso que nos ocupa son, sin lugar a dudas, los verdaderos responsables de la cancelación de la presente edición del MWC.

¿Sin lugar a dudas? Sin lugar a dudas, porque el Duty of Care, en tanto que obligación moral y responsabilidad legal de toda empresa de velar por el bienestar y la seguridad de sus empleados, lleva asociada en caso de incumplimiento no sólo graves sanciones pecuniarias, sino también posibles consecuencias de orden penal, además de riesgos reputacionales, con su correspondiente dimensión económica. 

La función del Risk Management en viajes es precisamente la de manejar situaciones de incertidumbre o amenazas, a partir de un conjunto de reglas, protocolos y actuaciones, orientados a prevenir y garantizar la seguridad de los viajeros, cuando éstos se desplacen por motivos laborales.

¿Era necesario anular la participación en el MWC, para asegurar el cumplimiento del Duty of Care, por parte de las compañías que cancelaron su asistencia? Probablemente las empresas en cuestión hubieran podido habilitar otro tipo de medidas antes que anular la asistencia al MWC de Barcelona, pero en casos de esta magnitud, en los que además existen grandes incertidumbres, al hallarnos en una fase temprana, resulta muy difícil evaluar correctamente los riesgos, y es razonable que se terminen imponiendo criterios de máxima prudencia, o dicho en otras palabras, de riesgo cero.

Sin riesgo no hay sanciones, ni penas, o impactos reputacionales. Sin ser una solución fácil, desde un punto de vista del Risk Management, era la más sencilla y seguramente por eso es la que se impuso. Lo que ha venido después de las primeras anulaciones es ya de todos conocido, y desde luego era bastante previsible, porque ¿quién es el "guapo" que se arriesga a mandar de viaje a sus empleados, cuando una parte de las principales compañías han empezado a retirarse?

Para un mercado todavía poco maduro en materia de la seguridad y prevención en viajes de empresa como España, lo acontecido estos días puede parecer sorprendente, pero seguramente es una primera muestra "global" de la  dimensión y la importancia que tiene la gestión de la seguridad y la prevención en los viajes de negocio.

Y es que si los viajes y las reuniones presenciales son fundamentales para el crecimiento de las empresas y el desarrollo del negocio, no es menos cierto que security goes first y que el primer activo de las empresas son sus empleados.


Marcel Forns (c) GEBTA 2020


miércoles, 29 de enero de 2020

Coronavirus y viajes de empresa



Las aerolíneas empiezan a tomar medidas frente al coronavirus. British Airways ha sido la primera compañía en anunciar la anulación de sus vuelos a China. Después Lufthansa, Iberia y otras muchas.
Muchas empresas globales están tomando también medidas al respecto; la precaución y el deber de cuidado hacia sus empleados expatriados, desplazados o en misión forma parte de las obligaciones legales y morales de las compañías. Empresas como el Banco HSBC ha prohibido durante dos semanas que su personal viaje a Honk Kong y China. El gigante chino de los videojuegos Tencent y el gigante Alibaba han pedido a sus trabajadores que se queden en casa hasta el 10 de febrero. El grupo Peugeot Citroen está repatriando a sus empleados del área de Wuhan y a sus familias. El enlace ferroviario de alta velocidad que une China continental con Hong Kong dejará de operar a partir del 30 de enero. 

En fin… que el coronavirus exige prudencia en los viajes de negocios y un estricto cumplimiento por parte de las empresas de las normativas legales del deber de cuidado hacia sus trabajadores.

No nos cansaremos nunca de repetir que la gestión de la seguridad (preferimos este término a gestión del riesgo) debe ser la primera prioridad en el management de los desplazamientos profesionales y este trabajo no solo afecta a los Travel managers y a los departamentos de  viajes, debe ser un enfoque primordial para departamentos de RRHH, prevencionistas, departamentos legales y por supuesto, direcciones generales. Las agencias especialistas en viajes de negocios podemos ayudarles en la consecución de este objetivo.

Alicia Estrada. GEBTA. 2019

Nota: este artículo es un resumen y traducción del original publicado en The Guardian. El @ corresponde al medio y a su autor.

lunes, 27 de enero de 2020

¿Sabías que las empresas con mayor cultura viajera obtienen mejores KPIs que el resto? (I)

Mantener el presupuesto para viajes de empresa en un escenario de desaceleración puede suponer un esfuerzo extenuante para muchos Travel Managers. La lógica de cualquier empresa pasa, como debe ser, por poner el foco en la optimización de los costes y en la mejora de las eficiencia. De ahí a recortar la partida de viajes, en particular cuando el escenario global se presenta menos expansivo, y cuando la decisión final depende de departamentos de compras, financieros, o del área de administración, hay muy poco trecho.

Sin perjuicio de todo lo anterior, y como hemos venido repitiendo en los últimos meses, la cuadratura del círculo es posible todavía, porque las empresas españolas disponen de margen de actuación para la reducción de costes en los viajes de negocio, sin que por ello tengan que comprometer necesariamente su capacidad para seguir viajando, cuando sea preciso.

La clave para ello la encontramos fundamentalmente en la eliminación o reducción de los costes ocultos e ineficiencias en la gestión de los distintos procesos, que mayoritariamente pasan por la digitalización e integración de los mismos.

Pero no voy a centrarme en desarrollar este punto en el presente post, puesto que ya lo he hecho en anteriores artículos. En esta ocasión, por el contrario, voy a focalizarme en poner de relieve los datos publicados recientemente por la Harvard Business Review (HBR), puesto que vienen a poner el dedo en la llaga, recordándonos con datos, que los viajes de negocio constituyen una inversión, y que sí existen diferencias significativas en los resultados de las empresas, en función de la mayor o menor madurez de sus políticas de viajes.

De acuerdo con el estudio Travel Culture: Your Competitive Advantage in a Global Market, las empresas que presentan una cultura viajera más sólida, es decir aquellas que consideran los viajes como una inversión estratégica, presentan mejores resultados en los KPIs analizados: son más rentables, tienen los procesos operativos más eficientes, mayores cuotas de mercado, mayores índices de retención y fidelización de clientes, así como de satisfacción de empleados, o son más innovadoras que su competencia ...

De hecho, el estudio pone de manifiesto que las empresas con una cultura de viajes más sólida obtienen unos porcentajes de éxito en los citados KPIs, que de media doblan al resto de empresas objeto de comparación.




Las conclusiones del estudio de HBR y la explicación de los resultados presentados tienen lógica, porque son la derivada indirecta de los atributos que asignamos a las reuniones presenciales, dada la mayor capacidad de éstas para generar confianza (build trust), que está en la base de cualquier negocio.


En definitiva, datos relevantes a tener en cuenta, y que deben servirnos para revisar nuestras políticas de viajes, acometer las necesarias mejoras de los procesos pendientes, para reducir los costes ocultos e indirectos que todavía no tengamos adecuadamente integrados, y para compartir con el resto de departamentos de nuestra empresa, con el objetivo de alinear las posiciones y favorecer una visión madura y estratégica de los viajes.

Porque ¿de qué va esto del business travel, si no de invertir del modo más eficiente y seguro posible, para seguir creciendo?


Marcel Forns (c) GEBTA 2020

jueves, 23 de enero de 2020

Movilidad urbana y viajes de negocios




De la mano de Mozio y AMEX GBT hace tan solo unos días se celebró en Nueva York un foro internacional en torno a la movilidad en viajes y se puso a debate el tema de las nuevas formas de movilidad y los viajes de negocios. El foro pretendía aproximar el mundo de la nueva movilidad a la distribución a través de empresas y agencias especializadas en Business Travel, detectando precisamente las debilidades y amenazas que puede encontrar esta relación a tres bandas.

El primer elemento que se puso encima de la mesa fue el choque de lo que en el Foro llamaron proveedores de movilidad tradicional y proveedores de movilidad innovadora.


·        En el primer grupo, el de la movilidad tradicional, se encuentran compañías de taxis, rentacaristas, empresas de renting etc. que proporcionan un servicio de calidad con garantía de vehículos y compromisos de servicio (SLA)  muy estipulados y reglamentados y que ofrecen un nivel de precio acorde al servicio que prestan (más alto que empresas del otro grupo) Este grupo no está formado por las empresas con mayor agilidad técnica.

·        La nueva movilidad está en manos de empresas innovadoras que proporcionan una tecnología muy eficiente y ágil para el cambio, con tarifas más bajas que la movilidad tradicional pero que pueden quedarse atrás cuando se trata de dar garantías de servicio, atención al cliente, temas legales, temas de seguridad (Incuestionables en viajes de empresa)


En esta situación tanto la agencia corporativa como la empresa se encuentran en la dificultad de conciliar ambas filosofías ¿Cómo se fusionan ambos mundos, cada uno con sus ventajas e inconvenientes?

Las dificultades no acaban aquí para los viajes corporativos. En el sector del Business Travel estamos muy habituados a firmar alianzas comerciales con grandes proveedores o con agregadores de oferta. Si contemplamos el panorama actual de la movilidad urbana (car sharing, car pooling, moto eléctrica compartida…) y de la micromovilidad (patinetes, bicicletas etc.) nos encontramos con un sector tan disgregado que para un gestor de viajes corporativos en la empresa o en la agencia, resulta muy difícil redireccionar a sus viajeros de negocios hacia un pequeño número de proveedores, con el fin de obtener tarifas preferenciales. ¿Cómo se parametriza este galimatías en política, cómo se firman los acuerdos con las empresas de movilidad, como se centralizan los pagos? En palabras de David Litwak, CEO de Mozio, “En cuestiones de movilidad urbana para las empresas estamos en plena Guerra de las trincheras”. ¿Cómo avanzar posiciones en esta primera guerra mundial de la movilidad urbana?

En el foro se pronosticó que la siguiente batalla se dirimiría entre actores muy grandes y muy tecnológicos, tipo Uber, Google Maps o similar, alguien capaz de crear una superAPP que aglutinara las diferentes soluciones de movilidad en un único lugar, ofreciendo además de la conexión con proveedores de movilidad urbana, la incorporación de múltiples plataformas de transporte público. Se trataría evidentemente de un interfaz único con sistemas de pago estándares. El desarrollo nos hace recordar a un BSP de la movilidad.

En el foro se puso de manifiesto que solo cuando se produzca este periodo de consolidación de la movilidad en un número muy pequeño de marketplaces, será factible incorporar definitivamente la movilidad urbana como clave de las políticas de viajes corporativas. Por nuestra parte, estamos seguros de que los requerimientos de sostenibilidad en las empresas van a hacer necesario llegar a un entente con este nuevo sector, un camino que las agencias GEBTA ya han comenzado pero que es necesario dinamizar más rápidamente. ¡Qué así sea!


© Alicia Estrada. GEBTA. 2020.

jueves, 9 de enero de 2020

Economía, geopolítica y seguridad en viajes


La seguridad y las políticas de prevención deben tener un papel destacado en las políticas de viaje de las empresas. Aunque pueda parecer una afirmación del todo innecesaria, en un escenario de desaceleración económica y con potenciales nuevos focos de conflicto, la observación está más que justificada.

En lo que al primer punto respecta, los travel managers y gestores de viajes de las empresas conocen bien que, en contextos de menor crecimiento económico, los presupuestos de las partidas de viajes suelen resentirse y tienden a reforzar los ya habituales criterios de ahorro. Nada que decir, salvo cuando la rigidez y austeridad de las políticas de viajes pone en riesgo el cumplimiento de los objetivos de desarrollo y crecimiento de las propias empresas, o la seguridad de sus empleados.

De hecho, en previsión de que el escenario económico fuera menos expansivo que en años anteriores, desde GEBTA hemos aprovechado para recuperar algunas de las reglas básicas a aplicar para la contención de los presupuestos y partidas de viajes, que es conveniente recordar, con el objetivo de lastrar lo mínimo la capacidad de las corporaciones para continuar desarrollando relaciones y negocio.

Por otro lado, el segundo aspecto a tener en cuenta, el de la seguridad y la prevención, vuelve a cobrar en la actualidad un mayor protagonismo. No porque lo hubiera perdido, sino simplemente porque el contexto global ha vuelto a poner encima del tablero de juego nuevos factores de riesgo, con el que las empresas deberán contar.

A la expansión de conflictos locales que hemos visto nacer en el último tercio del 2019, de mayor o menor virulencia, se le podría unir ahora una escalada de episodios derivados de la tensión generada por las acciones llevadas a cabo por los EEUU en Oriente Medio.

En realidad, las empresas llevan años acostumbradas a moverse en escenarios de inestabilidad e incertidumbre. Lo que ha cambiado respecto de los últimos ejercicios, es que el desarrollo de políticas de seguridad y prevención en viajes se había ido produciendo en un contexto de crecimiento, y es precisamente la entrada en un ciclo de desaceleración lo que puede poner en riesgo el adecuado cumplimiento de las mismas, cuando el nivel de madurez de la seguridad y prevención en viajes en España, es todavía insuficiente.

Mucha responsabilidad para los travel managers y para los gestores de viajes, que probablemente tendrán que redoblar esfuerzos para defender sus políticas en un entorno de mayor austeridad. Ante ello, siguen siendo válidas las recomendaciones que realizábamos en el marco del primer estudio sobre la Seguridad y la Prevención en Viajes de Empresa en España

La primera, es que la responsabilidad en la empresa debe ser compartida, y en la medida de lo posible hay que buscar la complicidad de otros departamentos como RRHH y Prevención, porque es la forma más sencilla de blindar nuestros objetivos.

La segunda es que conviene buscar apoyo en agencias y partners externos especializados, porque hay que cerrar bien el círculo del viaje, de inicio a fin, en todas sus distintas facetas.


Marcel Forns (c) GEBTA 2020