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miércoles, 29 de octubre de 2014

Volverás a amar el avión... Aviación ejecutiva

FIRMA INVITADA

Quizás ahora nos parezca increíble pero, no hace mucho, los aeropuertos eran lugares llenos de glamour y ambiente selecto donde todo estaba pensado para la comodidad de quienes se disponían a viajar. Los aviones eran algo más ruidosos y contaminantes, pero representaban un reducto de buenas maneras y elegancia. 

Pero la cosa cambió hace unos años y alguien nos convenció de que ese no era el modelo apropiado. Que los cielos no debían clasificarse en “privilegiados” y “turistas”, sino que debían estar mucho, muchísimo más poblados. Y se masificaron algunos aeropuertos y se inventaron otros, y los fabricantes de aviones detectaron el filón y pusieron en marcha una campaña más propia del mundo del automóvil que lo que hasta ahora se había practicado en la industria aérea, en una locura de renovaciones de flota en la búsqueda de la eficiencia en el consumo de combustible y el descenso de ruidos. 
 
Aparecieron las “low cost” que aniquilaron a las “charter” y arrinconaron al resto al captar los pasajeros de unas y de otras con tarifas irreales que hacen que hagas un vuelo de 3 horas por la mitad del precio del taxi que te lleva a ese aeropuerto. Y los aeropuertos perdieron todo el glamour, se convirtieron en hormigueros de gente empujando carritos por terminales inmensas. Y más tarde nos pusieron reglas, normativas y controles de todo tipo en donde perdemos nuestro valioso tiempo y, lo que es peor, la ilusión por el viaje y el buen humor. Y llegamos a un avión que efectivamente es más moderno y eficiente, pero claramente más incomodo e impersonal, en donde nos atienden con poca paciencia. 

Yo me pregunto, ¿soy el único que piensa que cada vez da más pereza viajar en avión? ¿Solo yo creo que el avión se ha convertido en el medio de transporte más incómodo? ¿Me equivoco al pensar que hemos perdido gran parte del confort a cambio de un precio exageradamente bajo que pone en peligro la continuidad de las rutas, frecuencias o, incluso, la viabilidad de aerolíneas? 

Por suerte, quedan opciones que escapan a todo esto. El mundo de la aviación privada es un universo en donde las ventajas son evidentes, donde el servicio y los deseos del pasajero son aún lo más importante. En donde el horario de tu vuelo no está condicionado por la tarifa, sino por tu propia agenda, y el aeropuerto que utilizas es el más conveniente y no aquel que ofrece una subvención para mayor gloria de su padrino político. 

Fletar un vuelo privado hoy en día ha dejado de ser un capricho para convertirse en una solución asequible para los pasajeros de negocios que vuelan frecuentemente y que viajan en las injustificadamente llamadas clases “Business”, sufriendo trámites y conexiones que malgastan su tiempo mucho más de lo que el cacareado ahorro de la tarifa pueda suponer.  

Es disfrutando de un avión privado cuando aún podemos protagonizar nuestro viaje y optimizar nuestro tiempo. Parece la única opción para volver a disfrutar de un viaje de trabajo y donde el coste queda plenamente justificado por un servicio que sortea todas las incomodidades que el sector nos ha impuesto a través de los años.  

 
(C) Gerardo Manzano
CEO de Europair Broker


 

 

 

 

 

 

 

 

jueves, 9 de octubre de 2014

Sobre Concursos y Administraciones Públicas

Hace pocas semanas, la  Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) emitió cinco informes cargados de recomendaciones y correcciones sobre los pliegos elaborados por el Gobierno para centralizar los contratos de servicios del Estado. Aunque las recomendaciones no hacían referencia directa a los servicios relacionados con los viajes, los informes de la CNMC apuntaban de modo claro a que algunas de las cláusulas de los nuevos contratos podrían vulnerar la libre concurrencia de operadores en el mercado, además de incluir recomendaciones relativas a la necesidad de buscar el equilibrio en la definición de los lotes para que haya tensión competitiva. Ni muy pequeños para que se lo quede una sola empresa durante muchos años ni muy grandes que excluyan a otros competidores más pequeños.

Pese a la claridad de los informes, el Gobierno se ha mostrado reticente a introducir modificaciones de fondo en su proyecto de racionalización y centralización de los concursos públicos, generando una más que comprensible alerta por los posibles efectos en la desaparición de multitud de pequeñas empresas prestadoras de servicios a la Administración, que pueden llegar a desaparecer por el hecho de no ofrecer cobertura en todo el Estado. En términos similares se ha manifestado también CEAV, preocupada por la falta de competencia que fomentan los pliegos.

Como en otras tantas ocasiones, desde GEBTA hemos alertado acerca del impacto real de los supuestos ahorros, cuando no analizan adecuadamente los efectos colaterales que determinadas iniciativas políticas generan (el impacto de la subida de las tasas aeroportuarias, por ejemplo, mejora las cuentas públicas de los aeropuertos del Estado, pero limita la capacidad inversora de las compañías aéreas y el ritmo exportador de las empresas españolas, como se ha demostrado).

La necesidad de dotar de transparencia y flexibilidad al mercado exige que nos mantengamos vigilantes respecto de la evolución de los pliegos y que al margen de apoyar las recomendaciones que expresa la CNMC, procuremos también trasladar al ejecutivo buenas prácticas, tendentes no sólo a garantizar un adecuado servicio, sino a su vez a obtener ahorros reales y evitar costes ocultos y perniciosos efectos colaterales.

(c) Marcel Forns. GEBTA 2014